domingo, 15 de febrero de 2009

La mujer justa (Sándor Marái)

La mujer justa de Sándor Marái


Biografía

Sándor Márai, 1900-1998, nació en Kassa (hoy Košice en Eslovaquia), una pequeña localidad del antiguo Imperio austro-húngaro. Descendiente de una familia acomodada de origen sajón, su infancia y su pubertad fueron algo conflictivas, ya que se escapó de casa varias veces y por ello fue ingresado en un internado religioso. Posteriormente se instaló en Leipzig para estudiar periodismo, carrera que abandonó. Durante su juventud viajó por Europa, sobre todo por Europa Central, y visitó París, la capital cultural de la época, donde convivió con algunos de los representantes más destacados de las vanguardias estéticas del momento.

Tras decantarse en un principio por escribir en alemán (lengua que dominaba desde pequeño), se decidió finalmente por su lengua materna, el húngaro, y en 1928 se instaló en el pequeño barrio de Krisztinaváros, en Budapest.

Durante la década de 1930 se labró un gran prestigio por la claridad y precisión de su prosa de estilo realista, prestigio que pocos años después era casi comparable al de Thomas Mann o Stefan Zweig. Sus obras se vendían por cientos y se traducían a todos los idiomas cultos.

Si bien alabó con entusiasmo los Acuerdos de Viena, en los que la Alemania nazi obligó a Checoslovaquia y a Rumanía a devolver a Hungría parte de los territorios perdidos por ésta en el Tratado de Trianon, escribió contundentes artículos en contra del nazismo y se declaró "profundamente antifascista", algo poco recomendable en la Hungría del momento. No obstante, su inmensa fama lo tuvo a salvo de represalias de calado.

Su estrella empezó a apagarse con la ocupación soviética de Hungría y con el establecimiento del régimen comunista. Tildado de "burgués" por los comunistas, Márai abandonó definitivamente su país en 1948 y, tras una breve estancia en Italia, emigró a Estados Unidos. La subsiguiente prohibición de su obra en Hungría hizo caer en el olvido a quien en ese momento estaba considerado uno de los escritores más importantes de la literatura centroeuropea. Así, habría que esperar varios decenios, hasta el ocaso del comunismo, para que este escritor fuese redescubierto en su país y en el mundo entero. Márai se quitó la vida en 1989 en San Diego, California, pocos meses antes de la caída del Muro de Berlín.

Aunque Sándor Márai destacó sobre todo por su obra narrativa, también escribió poesía, teatro y ensayo, además de múltiples colaboraciones periodísticas, entre las que se encuentran algunas de las primeras reseñas sobre las obras de Franz Kafka. En sus novelas, escritas originariamente en húngaro y cuidadosamente desarrolladas, Marai analiza la decadencia de la burguesía húngara durante la primera mitad del siglo, en títulos como Divorcio en Buda, El último encuentro o La herencia de Eszter. Además de sus novelas, Marai escribió libros de memorias que retratan las convulsiones sufridas por Hungría durante la primera mitad del siglo XX, como la Primera Guerra Mundial (retratada en Confesiones de un burgués) o las invasiones del ejército nazi, primero, y soviético, después (en ¡Tierra, tierra!). Wikipedia


(Diario El País)
El escritor húngaro Sándor Márai goza en la actualidad de gran éxito en España. Sus novelas El último encuentro, La herencia de Eszter, Divorcio en Buda, El amante de Bolzano y La mujer justa, así como su autobiografía Confesiones de un burgués (todas en Salamandra), cautivan a un publico variado en virtud de algo que las caracteriza: la magia que sólo tiene la "gran literatura". De estructuras similares -extensas conversaciones y largos monólogos-, densas y cuajadas de pensamientos brillantes; teatrales, "psicológicas", de escasa acción y peripecia, y hasta de tono melodramático y sentimental, las novelas de Márai son, con todo ello, absorbentes y difíciles de soltar una vez que nos sumergimos en sus páginas y nos dejamos atrapar por sus meandros. Las palabras de sus personajes cautivan y seducen; tal como debieron de seducir las de su creador -así se atestigua- cuando hablaba en sociedad, pues solían ser pausadas y bien meditadas, incisivas, lúcidas e insoslayables.

La mujer justa (Sinopsis)

Escrita en los años 40, es una mirada restrospectiva, en la que se cuenta una historia de pasión y traición empleando tres monólogos que nos trasladan hacia un triángulo amoroso desde varias perspectivas, con tres personajes: Marika, Peter y Judit, como protagonistas de una fracasada relación sentimental que recala en los aspectos más íntimos y febriles del amor.
Es la frustación amorosa como resultado del sacrificio de la propia identidad.

Estilo

Contada en primera persona, la novela está dividida en tres partes, las dos primeras aparecieron en 1944, y la tercera en 1949. Tres monólogos que nos dan su particular punto de vista de su relación amorosa. La primera esposa, Marika, aparenta ser una mujer simple que intenta representar su papel correctamente hasta que la realidad se hace presente y no puede ignorarla. (Me resultó aburrida) El marido, Peter, un burgués de los que pertenecen a una casta, convencido de su posición en el mundo e incapaz de amar si ha de renunciar a su personalidad. Es la parte donde abundan las reflexiones⎯ muchas incoherentes⎯, y el personaje se va desprendiendo de su “culpa” hasta quedarse en la soledad más completa. Y la criada- segunda esposa, Judit, la que más evoluciona, la que ejerce la venganza del proletariado al cual pertenece y deja arruinado al marido, amante liberada más tarde.
En la tercera parte, Judit narra el horror durante el asedio de la ciudad de Budapest, primero por los nazis y después por los rusos. ( …después del asedio pude ver claro a mi alrededor…las mujeres se vistieron de viejas, iban harapientas y tiznadas, creían que así se librarían de que los rusos las forzaran. El olor de la muerte , ese hedor a animal putrefacto de los sótanos, se había quedado pegado a nuestar ropa y a nuestra piel…en las aceras, en todas partes había bombas sin estallar…Yo caminaba por las calles entre cadaveres, escombros, carros blindados convertidos en chatarra y esqueletos sin alas de aviones de combate Rata…P. 335).
La destrucción de los puentes que cruzaban el Danubio separando las dos ciudades: Pest y Buda, está contada con dolor, al igual que la desilusión y rabia contenida, cuando se vuelven a construir y los turistas los cruzan en sus lujosos coches.( …más tarde, cuando los extranjeros y los húngaros emigrados a América empezaron a venir para visitar la ciudad y rodaban por los puentes con sus lujosos automóviles, sentía una gran tristeza…la indiferencia con la que aquellos extraños miraban nuestros puentes, el desinterés y la tibieza con los que usaban, me provocaba náuseas…p.348)
Aunque son los personajes los que cuentan a un oyente pasivo su historia, sin embargo a mí me ha parecido que detrás está el autor. El narrador es el autor con sus memorias y sus vivencias.
La novela, según mi criterio va mejorando en la segunda parte y se consolida en la tercera. Judit nos desvela el profundo sentimiento de la desesperanza tras la guerra.

Transcribo algunas de las frases y párrafos que me han interesado:

(Marika)
“El burgués tiene que estar toda la vida demostrando quién es. El aristócrata ya ha demostrado quién es en el momento de nacer” .
No es cierto que el sufrimiento nos purifique y nos haga mejores…nos vuelve más lúcidos, fríos e indiferentes.
El amor puede transformarse en una gran egoismo. Hay que amar con humildad y tener mucha fe…Una vez vino a mí una señora que amaba a un hombre, lo amaba tanto que lo mató. No lo mató con un cuchillo sino porque no le daba tregua, lo quería entero para ella. ( en la confesión con el sacerdote)
(Peter)
…En lo que me resta de vida, quiero entregarme a la pasión por la verdad. No voy a tolerar que sigan mintiéndome ni la literatura ni las mujeres; y no permitiré mentirme a mí mismo.
La mayoría de la gente no puede dar ni recibir amor porque es cobarde y orgullosa, porque tiene miedo al fracaso.
No estoy seguro que un hijo pueda resolver las crisis existenciales de un individuo.
Las personas se matan con el amor como a través de una emanación invisible y letal
La mujer quiere gustar a todos los del sexo masculino, para eso se acicala. Esto lo necesita un sistema productivo y un ordenamiento social en el que la mujer se considera a sí misma una mercancía.
Las mujeres no lo entienden. Sólo un hombre es capaz de entender que en la vida existe algo más que felicidad. Tal vez sea ésa la mayor y más irremediable diferencia que separa a hombres y mujeres de todos los tiempos y lugares. Para la mujer, si es una verdadera mujer, sólo hay una patria de verdad: el territorio que ocupa en el mundo el hombre al que ella pertenece. Para el hombre en cambio existe también esa otra patria enorme, eterna, impersonal, trágica, con banderas y fronteras. Con esto no quiero decir que las mujeres no sientan apego por la sociedad en la que han nacido, por el idioma en el que juran, mienten y hacen la compra, por el paisaje en el que han crecido; tampoco quiero decir que ellas no alberguen sentimientos de afecto, abnegación, espíritu de sacrificio y lealtad, quizás a veces incluso heroísmo hacia esa otra patria, la patria de los hombres. Pero, en realidad, una mujer nunca muere por una patria, sino por un hombre. Juana de Arco y todas las demás excepciones son mujeres varoniles… Últimamente abundan cada vez más este último tipo. ¿Sabes?, el patriotismo de las mujeres es mucho más discreto, carece de las contraseñas secretas que tanto gustan a los hombres. Ellas opinan como Goethe, que decía que si la casucha de unos campesinos arde es una verdadera tragedia y, en cambio, si es la patria la que se arruina, normalmente sólo es pura retórica. Ellas vivirán para siempre en esa casucha de campesinos. Por eso la custodian celosamente, le dedican la vida y el trabajo, por ella están dispuestas a cualquier sacrificio. En esa casa hay una cama, una mesa, un hombre, a veces uno o dos niños. Ésa es la verdadera patria de las mujeres.” (pág. 250-251)

¿Hasta qué punto eres el dueño de tu existencia, y cuanto has vendido de tu ser y tu destino a los sentimientos y a los recuerdos?
Y yo añado: las decisiones de la vida entrañan riesgo: Siempre hay que renunciar se elija lo que se elija.
Judit
Nunca hice otra cosa que servirlos…primero en la cocina, y luego en el salón y en la cama.
Nunca somos del todo libres, pues lo que hemos creado también nos ata y nos condiciona un poco.
Para ellos, sus señores, lo más importante era conservar lo que habían creado con su trabajo y sus modales, con toda su existencia…como si tuvieran más de una vida al mismo tiempo, la de sus padres y la de sus hijos…la familia burguesa.
Estaba convencido ( Peter) que la razón era una de las fuerzas que mueven el mundo…y al final tuvo que reconocer que los instintos son más fuertes. ( recordar cómo resurge la ciudad de sus escombros)
Se avecina un mundo en el que todo el que sea bello será sospechoso. Y todo el que tenga talento. Y el que tenga carácter….porque ahora llegan ellos, saldrán de todas partes cientos de millones de ellos. Y estarán por todas partes. Los deformes. Los faltos de talento. Los débiles de carácter. Y arrojarán vitriolo a la belleza, untarán con brea y calumnia el talento, apuñalarán el carácter en el corazón. Ya está aquí…y serán cada vez más. ¡tenga cuidado!. (El escritor P 399)
No me extraña que por eso tuviera que exiliarse
Resumiendo:
A la novela le falta acción y le sobra digresión. Está escrita con un lenguaje lento y un tanto decadente, sin inflexiones. Sus personajes son planos, aburridos, sin tensiones emocionales. Da la impresión de que se resignan a su suerte hasta que las circunstancias les obligan a actuar. Son supervivientes de un pais maltratado por la guerra.
El vocabulario es sencillo; las frases, sin artificios, ni adornos; apropiadas a la decadencia de la burguesía de la época que quiere plasmar.
Quizás otras obras de Marai sean más afortunadas.










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