sábado, 31 de julio de 2010

Video- Exposición de pintura y escultura


Os adjunto enlace del video de la próxima exposición de pintura y escultura de Enrique Bodero. Lo ha realizado mi hijo Alberto Bodero y estoy muy orgullosa del resultado.
Espero que os guste

http://www.vimeo.com/13763323

domingo, 18 de julio de 2010

Mi amigo Henry y un club mítico




Hoy me he levantado hormiguita. Hacía mucho tiempo que no ordenaba el altillo del armario. Allí guardo las ropas que ya no uso, esperando otra oportunidad, y una caja con las prendas que pretendo rescatar del olvido.
Empecé a sacar aquel montón de ropas, que una vez significaron algo para mí, o las elegí cuidadosamente para una ocasión, o me las regaló una persona querida. Las iba amontonando sobre la cama: el jersey de punto que me tejió mi madre, el blusón hippy que me compré en Ansterdam, el traje de bautizo de mi hijo, un pañuelo de seda que me regaló mi primer novio, prendas de temporadas pasadas, a la espera de ponerse de nuevo de moda... Apareció el bolso negro de mi madre, del que no se desprendió hasta su muerte, y que aún me pregunto porqué lo conservo; se destaca ahora en la cúspide, acharolado, y con su cierre dorado. Mi madre se agarraba a él como si fuera el salvoconducto a la otra vida o su asidero más seguro en ésta. Pensé que tenía que prescindir de algunas prendas para hacer hueco a las siguientes.
El calendario del tiempo se abrió paso entre aquel batiburrillo de trapos y volvió recurrente a mi pensamiento. La mayoría de ellas ya estaban anticuadas, descoloridas, demasiado pequeñas para mi nuevo cuerpo. Mientras decidía de qué prendas me iba a desprender, asomó una de color rosado, con letras azules. La extendí sobre la cama y la planché con la mano. A la altura del pecho se leía: Blue Note, sobrepuestas sobre las Torres Gemelas de Manhattan, también azules e ignorantes de su destino. Forcé mis recuerdos y resucité a mi amigo Henry, el hispano que me regaló aquella camiseta. Fue en el club de Jazz, Blue Note, situado en el corazón de la “Gran Manzana” de Nueva York. Esa noche actuaba Carmen McRae. En los carteles del local se anunciaba “En homenaje a la figura de su admirada, Billie Holiday”. Yo no tenía ni idea de quién era esa cantante que nació en el barrio neoyorkino de Harlem. El local se quedó en penumbra, envuelto en el humo de los cigarrillos, y los focos barrían un sendero hasta penetrar en Carmen, iluminando su pelo corto, resaltando su boca de labios gruesos, su figura de matrona y sus instintos artísticos a tope. Su voz cálida y sensual que interrumpía, de vez en cuando, para regalarnos unas notas de humor- que yo no entendía por mis escasos conocimientos de inglés- se abría paso hasta los devotos feligreses de aquel templo consagrado a la música. Aquel día descubrí que el Jazz fue uno de los vehículos que sirvieron de liberación y cohesión a millares de esclavos negros.
Las fechas se me agolpaban, no sabía exactamente en qué año yo estuve en aquel club, ni cuando dejó de sonar la voz de Carmen McRae. Henry me contó en sus cartas posteriores que esta cantante famosa de Jazz, falleció victima de un enfisema pulmonar (tremenda enfermedad para una cantante), ni desde cuando yo no me ponía la camiseta. Sólo veía a mi amigo sonriendo, con su cara regordeta y alegre, ofreciéndome el paquetito que me acababa de comprar en el club, y esperaba, expectante, a que yo lo abriera. Desdoblé la prenda. Era de un color rosa chicle, con las Torres Gemelas y su ajedrez de ventanas; en azul, las letras del club Blue Notes. “Para que siempre te acuerdes de este día y de este lugar”, me dijo. Yo le devolví un beso.
Durante algún tiempo nos enviamos algunas cartas y postales; más tarde me enteré, por mi amiga Beth, que estaba enfermo: había contraído el sida. Un hombre le contagió. Sospeché que era gay desde que le conocí: su trato detallista con las mujeres, su sensibilidad para la belleza y la facilidad para emocionarse - aspectos poco corrientes en los hombres de aquella época-, hacían evidente su opción sexual. Cuando me enteré de la noticia, su deterioro era muy grande y me aconsejaron que no le escribiera porque le cuidaba su compañero y habían decidido que no entrara nadie más en sus vidas. Pobre Henry, pensé, víctima de una enfermedad, entonces desconocida, que además tendría que ocultar a los demás; el sida aún se asociaba con los maricones. En Estados Unidos, el miedo al contagio desató una auténtica paranoia, la gente trataba a los enfermos como apestados.
Henry murió poco después. Mi amiga me contó que estuvo atendido hasta sus últimos días por su compañero sentimental. Otros no han tenido tanta suerte.
La camiseta sobrevivió a Henry, como ocurre con muchos objetos que nos acompañan, y se convirtió en una de mis preferidas; era mi pequeño homenaje a aquel hispano que me acercó al gusto por el Jazz y la comida india. Con los años, la prenda se encogió de tantas lavadas, o quizás era que había engordado yo. Ya estaba descolorida, y sus letras se desvanecían como mis recuerdos. Pero aún me emocionaba pensar en los ratos compartidos con Henry, el hispano de cara sonriente, vital y alegre como un niño.
Doblé la camiseta y en sus pliegues fueron desapareciendo las Torres gemelas, que ya no existen, Carmen McRae, la cantante Jazzista que murió de enfisema pulmonar y mi amigo Henry, muerto tan joven...
He sabido que el Blue Note sique existiendo en el Greenwinch Village, pero para mí ha muerto, porque el Blue Note que yo conocí con Henry no lo reconocería ahora, y el espíritu de aquella noche se esfumó como el humo de los cigarrillos, que la ley prohibe ahora, igual que se apagó el corazón de mi amigo, dejándome sólo una camiseta de color, que en su día fue rosa chicle.
Acaricio la tela con mis manos, la doblo y decido guardarla en la caja de recuerdos rescatados al olvido.

sábado, 3 de julio de 2010

¿ Quién fue Henry Miller?




Escritor norteamericano (Nueva York, 1891 - Los Ángeles, 1980). Henry Miller es sin duda uno de los talentos más destacados de la literatura norteamericana contemporánea y el paradigma del disidente y anarquista pacífico de su tiempo. Toda su obra es autobiográfica y vivencial; de ahí lo profundo de sus convicciones, expresadas en su entrega a la literatura como camino personal irrenunciable. En 1934 publica Trópico de Cáncer, obra que será editada simultáneamente en inglés y francés. Los conflictos con la censura mantendrán esta obra inédita en Norteamérica hasta 1961; en esta época, Miller será ungido maestro de la proclamada revolución sexual del momento, pues trataba sin tapujos las situaciones de sexo explícito y mostraba una corrosiva ironía al referirse a los supuestos valores del puritanismo, ya sea en su versión francesa o norteamericana.
En ambas obras hay la misma ausencia de estructura, el mismo caos verbal, abierta utilización de monólogo interior, ruptura de ritmos, utilización de flashback, extensas catalogaciones a lo Whitman y sobre todo abundantes metáforas e imágenes de raigambre surrealista.

Fue un personaje absolutamente contradictorio, un místico conocido por sus escritos sexuales, un romántico que pretendía ser un libertino, un sexista vistoriano chapado a la antigua que, sin embargo, podía ser tremendamente solícito y cariñoso con las mujeres, un hombre tachado de antisemita que amaba y admiraba a los judíos, ajeno a los prejuicios y al dogmatismo político, sobre todo, cultivó lo que el poeta Karl Shapiro denominaba “ literatura de la sabiduría”. Si nos resulta defícil clasificar las “ novelas” de Miller y las infravaloramos, es porque las juzgamos bajo el prisma de alguna regla no escrita que establece lo que constiyuye una “ novela bien costruida”. Y sus novelas carecen de estructura. De hecho, son novelas subidas de tono, carentes de disciplina y salvajes. Pero llenas de sabiduría y tienen esa “Eterna frescura” que Ezra Pound definía como la marca de un auténtico clásico.

El sexo en H. Miller
¿ Qué significaba el sexo para Miller y porqué estaba dispuesto a arriesgarlo todo para describirlo tan vívidamente en sus libros?
Al decidir ser explícito a cualquier precio, Miller se alinea con unos pocos: D.H. Lawrence, Joyce, William Burroughs…¿Porqué pensaba que era tan fundamental en los seres humanos?

Miller da una respuesta clara en “ El mundo del sexo”
A veces, registrar un acto sexual pura y simplemente es algo trascendental. A veces lo sexual se convierte en un muro palpitante lleno de colores como los que vemos en los templos indios. A veces es un fresco escondido en una cueva sagrada donde podemos sentarnos y contemplar las cosas del espíritu. No me prohibo a mí mismo nada dentro del terreno del sexo. Es un fuego frío que arde dentro de nosotros como un sol. Nunca está muerto, aunque el sol pueda llegar a convertirse en luna. No hay nada muerto en el universo: es nuestra forma de pensar la que mata.”

En su libro Sexus, perteneciente a la trilogía de la Crucifixión rosa, hay reflexiones abundantes para ser comentadas:

Sobre el amor:

“Cuando el hombre empiece a permitirse expresión plena, cuando pueda expresarse sin miedo al ridículo, el ostracismo o la presecución, lo primero que hará será soltar su amor a borbotones. En la historia del amor humano todavía estamos en el primer capítulo. ¿ Acaso tenemos más de una docena de héroes y heroinas del amor para mostrar como ejemplos? Dudo de que tengamos incluso tantos amantes como santos ilustres. Tenemoseruditos en abundancia, y reyes y emperadores, y estadistas y militares, y artistas en profusión, e inventores, descubridores, exploradores…pero ¿dónde están los grandes amantes?
Abelardo y Eloisa, o Antonio y Cleopatra, o la historia del Taj Majal, Tristán e Isolda…¡qué poderoso hechizo ejerce todavía sobre el mundo moderno esa leyenda! En el paisaje de los amores novelescos destaca como el pico nevado del Fujiyama.”

Sobre el hecho de ser

…, a pesar de todas las pruebas exteriores de que estamos estrechamente unidos, vinculados, de ser amistosos, joviales, serviciales, comprensivos, casi fraternales, somos un pueblo solitario, un rebaño morboso y enloquecido que se agita de un lado para otro presa de un frenesí fantástico, intentando olvidar que no somos lo que pensamos ser, que no estamos unidos de verdad…
…De vez en cuando alguien despierta de repente, se despega de la absurda goma en que estamos pegados -el galimatías que llamamos vida cotidiana y que no es la vida, sino una suspensión como de trance sobre la gran corriente de la vida- y esa persona que, por no estar de acuerdo con la pauta general, parece completamente loca, se ve investida de poderes extraños, descubre que puede separar a miles y miles del rebaño, cortarles las amarras, ponerlos de cabeza, colmarlos de gozo, o locura, que cambién de carácter,de fisionomía, de alma incluso…