viernes, 27 de marzo de 2009

No sólo es primavera en el Corte Inglés


Frente a mi ventana un membrillero acaba de estirar sus flores rosadas.
La suave brisa mañanera agita sus pétalos con la impaciencia propia de los seres que conocen su destino: atraer algún insecto que comparta su preciado néctar.
Ya voy por el segundo café y continúa el abaniqueo de las flores, sin resultado.
De repente, un abejorro oscuro y gordo se posa en una rama...luego en otra...revolotea...se detiene...¡Ah, parece que ya se ha decidido! ¡hay tanta oferta!...
Despliega sus alas y realiza un picado hasta una flor de un rosa rotundo, que destaca sobre las demás. ¡ Qué competencia! me digo.
La flor elegida ahora ya no se agita, permanece entregada al afán del insecto: absorber e impregnarse de su néctar, porque ella sabe que su entrega servirá para que otras flores del huerto tengan fruto: hermosos y aterciopelados membrillos.
Mientras apuro la tostada con miel, me acuerdo de las otras flores que no han sido elegidas. ¿Tendrán que resignarse a morir sin fruto? ¿ Esperarán otra mañana? Hay pocos insectos esta primavera en mi huerto. A pesar de, siguen agitándose.
Mi desayuno ha terminado. ¿ Acaso la hermosura de las flores desdeñadas no es mérito suficiente para dar sentido a una vida?
Ellas, quizás no lo saben..., pero yo sí.

(De Lola para Mercedes)

3 comentarios:

M.A dijo...

Me hubiera gustado estar ahí para ver cómo la primavera despierta ese milagro de pintar con palabras lo que han visto tus ojos.
Eres una artista de pincel mágico.
Muchas gracias.

El desván de la memoria dijo...

Precioso, Lola.
Un abrazo,
Ramón

Felisa Moreno dijo...

Hermoso, te imagino allí, observando como la naturaleza se abre paso, tomando detalles para luego ofrecernoslo en forma de palabras.

Un beso