lunes, 28 de diciembre de 2009

El sembrador de estrellas


Esta estatua de bronce está en Lituania.
Durante el día puede pasar desapercibida,
pero cuando llega la noche,
la estatua justifica su título
y su nombre pasa a tener sentido.



No paréis de sembrar estrellas,
aunque a simple vista no se vean.
En el año lucirán
con todo su esplendor.

Feliz año 2010

sábado, 19 de diciembre de 2009

Las personas libro en el Ateneo de Málaga

En el mundo que describe Ray Bradbury en Fahrenheit 451 los libros están prohibidos. Sin embargo hay personas que se resisten y lo hacen aprendiéndose cada una de ellas un libro.

El Proyecto Fahrenheit 451 (las personas libro) busca eso mismo: que la gente memorice un texto y lo narre.

Este proyecto además de ser grande es admirable, la Asociación de Personas Libro de Málaga, cuya presidenta es Amy Young, estuvo el miércoles día 16 de diciembre en el Ateneo de Málaga narrando sus textos. Unas quince personas libro nos hicieron disfrutar con fragmentos de libros de Fernando Sabater, Paco Umbral, Mario Benedetti, Calderón de la Barca, Gustavo Adolfo Bécquer, Pablo Neruda entre otros.

Narrativa, poesía y teatro son los temas elegidos y de ellos cada persona libro memoriza el texto que más le guste, y que a sazón memorizan para luego narrarlo dotando al relato con la entonación propia de cada uno de los narradores, con el fin de transmitir las emociones que se describen en dichos textos.

El salón de Ateneo, dedicado a estos menesteres, estaba a un setenta por ciento de su aforo, presentaron el acto Inés Guzmán, poeta y vocal de literatura del centro, y Amy Young presidente de la Asociación de Personas Libro de Málaga.

El próximo 29 de Enero nos veremos en el Ateneo de Marbella.

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jueves, 17 de diciembre de 2009

Navegando por mares de Asia



Ya os dije que "Los valles olvidados" estaba preparando la maleta para ser un libro viajero.
Pues, bien, mañana parte en un crucero Princess rumbo a las costas de Indochina. La portadora será mi amiga Antonia, alma de La Viborilla, restaurante de Arroyo de la miel, que algunos desvaneros del taller literario conocéis y donde ya habéis degustado sus exquisitos platos mientras os bronceabais junto al mar. En este viaje que parte de Bangkok y tocará puertos en Japón, Singapur y Shangai, entre otros, estará acompañada por su marido y sus hijas.
El restaurante se volverá a abrir en Marzo. Os esperamos.
El libro se quedará en la biblioteca del barco.
Feliz viaje

martes, 15 de diciembre de 2009

Siempre poesia. Hoy Angel Gonzalez


Elegido por aclamación

Sí, fue un malentendido.
Gritaron: ¡a las urnas!
y él entendió: ¡a las armas! -dijo luego.
Era pundonoroso y mató mucho.
Con pistolas, con rifles, con decretos.
Cuando envainó la espada dijo, dice:
La democracia es lo perfecto.
El público aplaudió. Sólo callaron,
impasibles, los muertos.
El deseo popular será cumplido.
A partir de esta hora soy -silencio-
el Jefe, si queréis. Los disconformes
que levanten el dedo.
Inmóvil mayoría de cadáveres
le dio el mando total del cementerio.


Breves acotaciones para una biografía

Cuando tengas dinero regálame un anillo,
cuando no tengas nada dame una esquina de tu boca,
cuando no sepas qué hacer vente conmigo,
pero luego no digas que no sabes lo que haces.

Haces haces de leña en las mañanas
y se te vuelven flores en los brazos.
Yo te sostengo asida por los pétalos,
como te muevas te arrancaré el aroma.

Pero ya te lo dije:
cuando quieras marcharte ésta es la puerta:
se llama Ángel y conduce al llanto.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Nuevo capítulo de Los valles olvidados

Nicola y Pedri, dos alumnos hermanados

Nicola fue uno de los primeros alumnos extranjeros que se matriculó en la escuela. Era el mayor de tres hermanos que aún eran pequeños según los padres para ser educados fuera del hogar. Sus padres procedían de centroeuropa y hacía poco que se habían instalado en un antiguo molino junto al Arroyo de la Culebrilla, que antaño hacía girar la piedra que molía el trigo de los aldeanos, hasta que su decadencia por falta de uso le dejó en estado ruinoso.
El padre de Nicola tenía una filosofía de la educación en la que los primeros años del niño no debían ser contaminados por maestros ajenos a sus padres.
Nicola acudía cada mañana a la escuela, pero el chico no se quería quitar un gorro de lana que le cubría hasta las cejas. Elena se dio cuenta de que tenía piojos porque sus dedos no daban tregua en el oficio del “rascacio”. El gorro del chico podría volar por su cuenta si no lo llevara tan ajustado o se lo quitara alguna vez, pero esto no lo había conseguido ni su padre. Desde ese momento no traspasaba el umbral del aula porque la maestra no se lo permitía a no ser que se librara de aquellos piojos. Así que Elena le sacaba los deberes al porche y éste se marchaba. Al día siguiente o pasados unos días la maestra se los corregía.
Nicola se pasaba el día fuera de su casa. Recorría la Sierra como un animalillo más en busca de algún tesoro, cueva o resto arqueológico que descubrir. Esta era su pasión, y en cuanto a sus deberes de escolar, ya había llegado a un arreglo con los maestros: solo les acompañaría en sus salidas al entorno, porque allí no había peligro de contagiar de insectos a los otros alumnos.
Nicola fue el que más influyó en Pedri, el más viejo de los escolares ⎯así le llamaban los demás niños porque ya había cumplido 14 años.
Aunque Elena intentó darle la responsabilidad de ayudante para los más pequeños en las tareas de repasar la lectura y escritura…, en cuanto se daba la vuelta éste desaparecía para entablar conversación con Pablo en el piso de arriba de la casa o en el taller donde éste modelaba. Pedri no estaba hecho para la escuela, no le interesaba lo que decían aquellos libros por más que Elena se empeñara en desentrañar su utilidad. Él tenía un destino claro desde que nació: pastorear el rebaño en cuanto su padre se hiciera viejo… Y era notorio que había empeño por parte de éste para que la vejez se acelerara. Si lo mandaban a la escuela era por no dejar solos a sus dos hermanos pequeños por aquellos caminos intransitables y con el peligro de la crecida del río en invierno, que tenían que cruzar cada mañana cuando la luz del alba aún se desperezaba.
Pedri manejaba la honda mejor que David, aunque nunca derribó a ningún Goliat; se conformaba con las ardillas y las liebres porque le gustaba el sabor de su carne a tomillo y romero. Como le tenían prohibido sacar su tesoro en clase, la honda permanecía en su bolsillo hasta que no podía resistir el nerviosismo de los dedos que acababan hurgando en el interior del pantalón palpando y tensando la goma de aquel instrumento de muerte fabricado por él mismo. Su almuerzo diario solía ser ardilla frita y troceada, que siempre comía durante el recreo, y que traía en una fiambrera de aluminio.
La calle era el hábitat natural de Nicola ⎯su padre no le dejaba comer en la mesa familiar si antes no pasaba por el agua y el jabón⎯, pero esto no suponía ninguna tragedia para el resto de la familia ni para él mismo, que consideraba beneficiosos a sus “huéspedes” porque le activaban el cerebro y le regeneraban la sangre con sus picotazos. Aparte de esta manía, el chico era educado, tranquilo y maduro para sus pocos años de adolescente. Otra de sus aficiones era construir miniaturas en madera que desbastaba con una navaja. Su contribución a la escuela fue una colección de piezas de animales que adornaron las repisas del aula.
Un día apareció contento por el hallazgo de un par de monedas que una vez limpias resultaron ser de plata y de origen árabe, y un trozo de cuerda con unas perlas ensartadas que podrían ser aljófares. Él estaba seguro de que por allí anduvieron los moros en otros tiempos, y su descubrimiento se confirmó más tarde cuando recabaron la opinión de un profesor de instituto del pueblo, al que consultaron.
Nicola era listo como una ardilla, aprendió español con facilidad, y podría sobrevivir en cualquier lugar y época. No se amilanaba ante los fenómenos atmosféricos, los animales o la intemperie… Si se le hacía de noche, se refugiaba en una cueva o se construía un refugio con bóveda de ramas y lecho de hojas. Jamás molestaba a nadie ni le molestaban… Los alumnos acabaron por respetarle, porque a pesar del estigma de los piojos, percibían en él algo especial que a ellos se les escapaba… y le dejaban ser él mismo y ya no le gastaban chanzas a cuento de su falta de higiene y del mal olor que andaba pegado a su cuerpo.
Cuando Pedri se encontró con Nicola por primera vez fue consciente de un alma gemela. Si no en las formas ⎯más civilizadas las del extranjero y más salvajes en el autóctono⎯, sí admiraba sus ansias de independencia y el no sometimiento a su progenitor. Tampoco le importaron los piojos pasados los días, y en cuanto Nicola se dejaba caer por allí, se perdía del aula y se adentraba con él entre los pinos carrascos persiguiendo a las ardillas que corrían que se las pelaban entre el camuflaje de las ramas porque sabían que donde Pedri ponía el ojo… ardilla que iba a la cazuela. Pedri se ganó a Nicola llevándole a cazar cabezones ⎯ alevines según Elena⎯, recién nacidos de los huevos de las ranas, y a meterlos en botes con agua para el laboratorio de la escuela, a localizar el paso de los animales por las huellas y excrementos que dejaban en la tierra, a jugar al acertijo del nombre de las aves por la envergadura de sus alas y la forma de volar… y luego lo llevó hasta donde crece la mejor madera de boj, la más blanda para desbastar sus piezas de artesanía.
Para Elena era una incógnita cómo se entendían y en qué idioma hablaban aquellos muchachos que aparentemente solo eran parejos en la edad; pero, pronto, la rusticidad primitiva del viejo escolar se fue dulcificando con las maneras del pequeño espeleólogo, y éste dejó atrás su soledad y sus piojos porque Pedri le enseñó las ventajas de bañarse en las prohibidas aguas del pantano.
Algo estaba cambiando en Los Otros Valles y era otra forma de estar en la vida; ni mejor ni peor, simplemente diferente, más autónoma, menos esclava de las normas heredadas.

viernes, 4 de diciembre de 2009

El libro viajero

La Biblioteca Pública Municipal "Manuel Altolaguirre" de Benalmádena Pueblo, que dirige Inés García Casanova, ha puesto en funcionamiento una preciosa experiencia: El Libro Viajero, que ha comenzado su periplo el pasado día 20 de noviembre y en tan sólo cuatro jornadas las historias viajeras: "La hija de la fortuna" de Isabel Allende, " El lápiz del carpintero" de Manuel Rivas y "La apelación" de John Grisham han llegado tan lejos como Vietnam y Escocia. Si el experimento prospera, pensamos llevar el nombre de Benalmádena por el mundo entero, viajando junto al mejor de los emisarios, los libros. Los libros van acompañados del siguiente texto en español y en otros idiomas, según los casos :

¡¡Hola!! Soy un libro que he tenido un punto de partida en Benalmádena, un precioso pueblo de la provincia de Málaga, en Andalucía, pero éste ha sido sólo el inicio de lo que quiero que sea la gran aventura de mi vida, un viaje por tierras adentro, por tierras litorales y por tierras de todas las culturas.
Como soy un libro muy moderno tengo e.mail: bibliobenal@.benalmadena.com, pero como también estoy muy bien educado y le tengo mucha querencia a mi cuna, quisiera que en todo momento mi familia supiera dónde me encuentro y por qué lugares voy pasando, así que pido un favor: cuando alguien me reciba, que lo comunique por correo electrónico y anote la fecha y el lugar en la hojita de mi portada interior. De esta manera podrá mi familia hacer un cuaderno de mi gran aventura viajera.

“Los valles olvidados”, también tiene preparada la maleta.